Siempre he dicho que el gusto gourmet lo herede de mi papá, pero lo autóctono me lo dio mi madre. Les digo porque aquí ella hubiera estado realizada.
Después de una reconstituyente siesta y cafecito en la casa de la Lolo. Partimos hacia la Chilatería Doña Ana, 25 años de experiencia en hacer comida con mucho cariño. El lugar estaba topado de gente, hay mesas adentro y hasta en la acera.
El sistema es fácil, se hace cola y agarrando un azafate se va deslizando por todo el mostrador, velando todo tipo de comida típica mientras te sirven. Tenían de todo: Nuégados, Yuca frita, Riguas, Quesadillas, Ayote en Miel, Leche Poleada, Tamal de Elote, Chilate, de lo que se les ocurra. Para tomar pueden ordenar desde café, chocolate hasta fresco de ensalada. Al final se encuentra la caja, ahí les sacan la cuenta pero con $3 están hechos.
El lugar es un agasajo, no me podía ir mal, todas las características dignas de una buena Chilateria indicaban que iba a comer delicioso: atendido solo por doñas, los cubiertos y los platos ni uno era juego; mesas hasta en las paredes y familias enteras haciendo cola con la mama embarazada apartando la mesa. En su mayoría, solo clientes fieles.
Lástima que todas estas cosas se van perdiendo, a lo más que llegamos ahora es el Mr Donut pero no es una referencia que se le compare.
Dirección según Ruano: Una cuadra arriba de la Iglesia Guadalupe del IVU en la colonia La Floresta
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